
Portugal con Cinco: La Mejor Locura de Este Verano
El dilema de viajar en familia numerosa es que, mientras intentas equilibrar la logística, el presupuesto y las reservas, el universo sigue su curso sin preguntar. Y esto, amigas y amigos de másdecuatro, es exactamente lo que nos pasó este verano en Portugal.
Cuando anuncias que te vas de road trip con tres hijos de 14, 17 y 20 años, la gente te mira con una mezcla de admiración y pánico. Nosotros teníamos una lista de «imprescindibles» tan larga como la cola de un parque temático. En lo alto: Nazaré, el templo de las olas gigantes. Queríamos llevar a los chavales a sentir ese poder del Atlántico. ¿El resultado? Un mar tan en calma que parecía el lago de un parque. Y, por supuesto, a la semana siguiente: ¡las olas más grandes de los últimos 15 años! Así son las vacaciones: una montaña rusa de expectativas.
Pero os aseguro una cosa: esa «locura» logística y esa sensación de organizar un campamento itinerante valió cada rayo de sol. Aquí os dejo el diario de a bordo: cómo sobrevivimos, qué funcionó (y qué no), y los trucos que nos permitieron mover a nuestra «tribu» por el país vecino.
La Logística de la Expedición (El Reto de los 850 Km)
Si tienes tres hijos o más, sabes que irte una semana con el coche es montar una base militar en movimiento. Para nosotros, los primeros 850 kilómetros hasta el primer destino portugués fueron la prueba de fuego.
- La Batalla del Maletero: Tuvimos que ser honestos con el equipaje. Siempre acabamos llevando un montón de ropa que después ni usamos, así que por una vez hubo que olvidarse del «porsiacaso». Aún así la realidad es que el maletero de nuestro coche se convirtió en un puzle de Tetris que ni el mejor ingeniero podía descifrar.
- La clave para la paz en los asientos traseros: la negociación constante de quién controlaba la playlist, aunque el pequeño siempre lleva las de perder y casi vive en el asiento del medio.
El Gran Misterio: Alojamiento para familias numerosas con Adolescentes
Después de sobrevivir al maletero, viene la odisea de encontrar espacio. Cuando tus «niños» tienen 14, 17 y 20 años, el filtro de reservas ya no es solo por camas, ¡sino por privacidad y decibelios!
La Parada Táctica: Santarém
Para gestionar los primeros 850 kilómetros de tiron, la estrategia fue clara: dividir y vencer. Hicimos una parada táctica de una noche en un hotel de carretera en Santarém. Para una noche de recuperación después del viaje, la comodidad es lo primero. Optar por dos habitaciones de hotel es un acierto rotundo, pues garantiza el descanso inmediato de todos, evitando el drama de quién se queda con el sofá cama antes de empezar el tour.
La Base de Operaciones: Lisboa
Nuestra base durante cuatro noches fue un apartamento de dos dormitorios en las afueras de Lisboa., en Odivelas. Esta elección es muy inteligente para una familia numerosa por tres motivos:
- Espacio y Privacidad: Dos dormitorios significan que nosotros tuvimos un refugio, y los chicos tuvieron que negociar quién se quedaba con el otro dormitorio y quién con el sofá-cama. (¡La diplomacia familiar en acción!).
- Facilidad Logística: Aparcar en el centro de Lisboa con un coche familiar es una pesadilla. Las afueras ofrecen parking más fácil y nos permitieron gestionar el coche con tranquilidad.
- Presupuesto: Los apartamentos en las afueras siempre son más amables con las carteras de familias con cinco miembros.
Mi consejo a las familias ‘másdecuatro’ con hijos mayores: Invertid en metros cuadrados y, si podéis, ¡buscad dos baños! Es el precio de la paz mental cuando convives con tres personas que tardan una eternidad en salir de la ducha.
Día 2: La Primera Misión Costera y el Factor Nazaré
El Día 2 fue un auténtico road trip de «picoteo turístico» antes de instalarnos en Lisboa. El desafío no era solo conducir, sino que las paradas fueran lo suficientemente interesantes como para que el de 14 años no se aburriera y el de 20 años sintiera que estaba viendo algo cool.

Nazaré: El Héroe Ausente
Ya sabéis que fuimos con la esperanza de ver la famosa ola, pero el Atlántico nos dio una lección de humildad y estaba como un plato.

- La Lección del Viaje: Esta parada nos recordó que no todo sale según el planning (y eso está bien). A veces la magia está en el sitio, no en el evento.
- El Plan B (y la Foto): A pesar de la calma, subir al Forte de São Miguel Arcanjo es obligatorio. La vista es impresionante y la historia del cañón es un buen gancho para el de 14. Además, las fotos desde allí, con la playa curva de fondo, son perfectas para las historias de Instagram de los mayores.
Óbidos: La Medicina Medieval que Sí Funciona
Después de la decepción de la ola, necesitábamos un éxito, y Óbidos lo fue.

- Por Qué Funciona con Mayores: Esta villa medieval es ideal porque es bonita, pequeña y muy instagrameable. Se recorre en poco más de una hora, por lo que no da tiempo a que se quejen de que «es muy largo y hace calor».
- La Recompensa Dulce: El auténtico truco es la Ginjinha (el licor de cereza) que sirven en pequeños vasitos de chocolate. Para los adultos es un manjar; para los jóvenes (el de 20 y quizás el de 17), una prueba divertida de la gastronomía local. ¡Es una excusa perfecta para hacer una pausa sin que parezca una siesta!
Peniche: Un Vistazo Rápido al Mar
Peniche nos sirvió como una breve pausa de mar antes de encarar el tramo final hacia Odivelas.
- El Factor Relajación: Es el momento de estirar de verdad las piernas, tomar un café rápido y oler el mar. No es una visita de horas, sino una parada técnica que da un respiro antes de la última hora de coche.
Día 3: Lisboa en Modo Maratón (El Triunfo de los Funiculares)
Si hay algo que triunfó en nuestro maratón a pie por Lisboa, fueron, sin duda, los elevadores, ascensores y tranvías. Son la clave para romper la monotonía de caminar y un plan que consigue poner de acuerdo a un joven de 14, otro de 17 y uno de 20.
¿Por qué funcionan con Adolescentes?
- Son un atajo (y dan descanso): El Elevador da Glória y el de Santa Justa no son solo para turistear; son una forma divertida de ahorrarse una subida épica. El de 14 lo ve como una aventura; el de 20, como una estrategia inteligente.
- El Factor Vintage: Los tranvías históricos y los funiculares son muy «instagramables». Es la foto que quieren: auténtica y con encanto.
- El «Viaje-Atracción»: Convertir el simple hecho de moverse por la ciudad en una atracción turística es la mejor estrategia con tres hijos mayores.
¿Cómo nos movemos por Lisboa?
Sin duda os recomendamos la Tarjeta Navegante que permite viajar en autobús, metro, tranvía, elevadores y ascensores. Es una tarjeta de cartón con microchip que compramos en las estaciones de metro y podemos ir recargando el saldo. Los billetes son bastante más baratos que si los compramos in situ. Sin duda merece la pena, pero ojo que el saldo final no se puede recuperar.
Itinerario por Lisboa
Empezamos fuerte, aparcando en Saba Alto do Parque para usar el metro o bajar caminando por la Avenida Liberdade hacia el barrio de Baixa.

Hay muchísima información sobre recorridos por Lisboa en 2 días pero os comentamos cómo lo organizamos nosotros:
Desde el parking bajamos andando por Avenida Liberdade para, tras una buena caminata, llegar hasta la Praça do Comércio, monumental y enorme, asomada al Tajo. Este sería el punto de inicio para la visita. Tras atravesar el Arco de Rua Augusta, encaramos esta animada calle comercial. Prácticamente todo el barrio lo conforman calles perpendiculares y en un momento dado vemos a la izquierda el elevador de Santa Justa que dejamos para más tarde.

Continuando el paseo nos vamos acercando a la Praça Dom Pedro IV también muy monumental y abarrotada de gente y un poco más adelante tenemos la famosa estación de tren de Rossio con su espectacular fachada.
Un poco mas adelante, en a Praça dos Restauradores podemos tomar el Elevador de Gloria para subir al barrio Alto. Hay que llegar andando hasta el mirador de San Roque para obtener unas preciosas vistas de Lisboa.

Después de callejear por el barrio alto tomamos, ahora si, el elevador de Santa Justa para bajar, ya que nos vamos a encontrar mucha menos cola que para subir.

Es hora de buscar una para de del famoso tranvía 28 para dirigirnos al barrio de Alfama y nos bajamos a la altura de los miradores de Portas do Sol y Santa Lucía. Muy cerca queda el Castillo de San Jorge.

Los tranvías, funiculares, elevadores (Glória, Santa Justa). Son la trampa perfecta: ahorras piernas, te mueves por la ciudad y son el set ideal para fotos. ¡Una atracción en sí mismos!
Día 4: El Equilibrio Urbano (LX Factory y Pastéis)
Para compensar el maratón del Día 3, este día se centró en lugares con un ambiente más alternativo y en las vistas panorámicas.
Empezar con el Elevador de Bica y el barrio de Chiado es seguir con el plan ganador: usar el transporte pintoresco como atracción. Chiado ofrece un ambiente más moderno y tiendas que atraen más a un joven de 17 o 20 años que la zona histórica.

Tras pasear un buen rato por el barrio bajamos hasta la altura del río para tomar un autobús que nos acerque a LX Factory: el Éxito Rotundo, el plan que funciona con adolescentes. Arte callejero, tiendas indie y un ambiente cool. Comida para todos los gustos y la Librería Ler Devagar como joya visual.

Continuamos en bus la visita hacia la Torre de Belem, que en esta ocasión está en obras. Admiramos el increíble Monasterio de los Jerónimos y el majestuoso Monumento a los Descubrimientos.
No podemos marcharnos sin comprar y probar los deliciosos Pastéis de Belém: la recompensa dulce que convierte la visita histórica en un éxito.
Tenemos tiempo y alguno de nuestros hijos propone volver al coche para dirigirnos a Cristo Rei: El remate perfecto para las fotos del atardecer sobre Lisboa.

Día 5: Cultura vs. Terapia (Cascáis, Sintra y Shopping)
El Día 5 es la estrategia definitiva para gestionar a las tres edades: les obligas a ver la belleza de Sintra, pero les prometes el paraíso de los descuentos al final.
Comienza el día con una parada en Cascáis y sus playas.

Con un paseo por el centro histórico que es muy agradable. Nos animamos a llegar andando hasta la boca del infierno y el auténtico infierno fue el camino bajo el sol. No lo recomiendo, no merece la pena en nuestra opinión.
Continuamos hacia Sintra con las entradas compradas para ver el colorido Palacio da Pena.

Logísticamente es bastante complicado llegar. La experiencia nos dejó una sabor agridulce. No puede absorber la cantidad ingente de personas que quieren visitarlo. Tuvimos que aparcar en las afueras de Sintra para tomar un uber que nos acercara al Palacio. Casi una hora para recorrer unos 10 km de auténtico caos. Eso si, el palacio es espectacular pero si esperas jardines tipo Versalles, olvídate, es todo bosque. En todas partes lees que es una auténtica maravilla, pero hemos visto cosas mejores.
El casco histórico de Sintra sí que nos gustó. Pequeño, fácil de visitar y muy agradable.

La Tregua Definitiva: Outlets Alcochete: El antídoto perfecto contra el cansancio cultural. Un final de tarde de shopping y descuentos garantiza la paz familiar. (El plan que sella la paz con tres adolescentes/jóvenes).
🗓️ Día 6: El Descanso del Guerrero (Rumbo a Chiclana)
El último desafío: la larga carretera desde Lisboa. Con la clara meta de llegar a la casa con piscina privada en Chiclana, la motivación era alta. Pasar del frenesí de la ciudad al espacio y relax de la casa alquilada es la recompensa que toda familia numerosa merece.

El Balance Final: ¿Locura? Sí. ¿La Mejor? También.
Viajar a Portugal con nuestra familia numerosa 14, 17 y 20 años ha sido una coreografía constante de logística, negociación y búsqueda desesperada de WIFI. Tuvimos que negociar las habitaciones en Lisboa y prometer shopping para compensar la cultura. La ola de Nazaré no apareció, pero a cambio encontramos la paz en los funiculares y la libertad en la piscina de Chiclana.
La realidad es que, mientras nos reajustamos a sus edades (ya no quieren parques, sino LX Factory; ya no duermen juntos, sino que exigen su propio espacio), la sensación de crear estos recuerdos juntos es insuperable. El esfuerzo del viaje en coche, el Tetris del maletero, y el agotamiento de ir de Lisboa a Chiclana, se diluyen cuando ves a tu «pequeño ejército» disfrutando de la aventura.
Si tienes una familia numerosa, deja de dudarlo. El viaje no será perfecto (jamás lo es), pero será vuestro. Y esa, es la mejor locura del mundo.
Y tú, ¿Cuál fue tu gran aventura de este verano? ¿Tienes algún truco de viaje infalible para mantener entretenidas a esas edades tan difíciles? ¡Cuéntamelo en comentarios!